28 diciembre 2011

Un poco de efecto Streisand

Por un cliente y amigo llego a la siguiente información:

"Hay alternativas", el libro que censuró la editorial Aguilar.

A todo lo que cuenta (considero que entra dentro de lo "más que probable") me gustaría, ejerciendo de abogado del diablo, añadir algo: en la fecha prevista de publicación había pasado ya todo el furor comercial de los libros estilo "Indignaos" de Hessel, así que a todos los motivos que cuentan en el blog enlazado habría que añadir el económico, lo que suavizaría todo lo demás.


Si alguien está interesado en obtener el libro puede comprar la edición en papel de la editorial Sequitur o descargarselo aqui.

NOTA: Si hubiera entrado en vigor el reglamento de la ley Sinde, podrían cerrar este blog sin intervención judicial por incluir el enlace anterior. Es cierto que hay una autorización para la difusión del libro y que no hay ánimo de lucro, pero en el pdf he buscado y no he encontrado una licencia Creative Commons.

24 diciembre 2011

¿El fin de la cultura gratis?

Me entero del cierre de Revista de libros por el cese del mecenazgo de Fundación Caja Madrid.


Mi artículo del pasado jueves en la sección Plaza mayor del diario Hoy:


¿El fin de la cultura gratis?
 
Por desgracia, no es el mejor momento para la cultura en nuestra ciudad. Ni en nuestra comunidad autónoma. Y veremos dentro de unos meses si en nuestro país. 
La idea de la cultura gratis está profundamente arraigada en nuestra sociedad. La televisión (cine), las bibliotecas (literatura), exposiciones (artes plásticas), conciertos (música): todos ellos han ofrecido tradicionalmente contenidos sin coste para el usuario. Pero todo esto no es gratis: la televisión la paga la publicidad; los libros de las bibliotecas, las administraciones; las exposiciones y conciertos gratuítos, patrocinadores privados o también las administraciones. Realmente no hay nada que no se pague, sino que el pago que realiza el consumidor final es indirecto. 
En época de crisis económica el dinero que destinan las administraciones a esos pagos se minimiza y lo que aportan los patrocinadores privados se reduce en la misma medida que los beneficios empresariales. 
Nos encontramos así en una coyuntura (con posibilidades de convertirse en situación permanente) en la que no hay ni mecenas ni público dispuesto a pagar lo que realmente cuesta la cultura. 
Siendo responsabilidad de los poderes públicos que todos los ciudadanos tengamos acceso a la cultura (artículo 44 de la Constitución española de 1.978) ¿en qué situación quedamos?. No nos queda otra que ponerla en la cola de los derechos que han quedado aparcados por motivos mercantilistas, junto con la vivienda y el trabajo. 
Si están interesados en saber lo que cuesta organizar un evento cultural de tamaño medio, les recomiendo el libro ¿Por dónde empiezo? De Imma Turbau. Está escrito con la idea de ser una guía práctica, pero nos permite hacernos una idea de lo que realmente hay que invertir, en dinero, tiempo y medios si queremos un proyecto aceptable.

01 diciembre 2011

La nueva caverna

Mi colaboración periódica en el diario Hoy:


LA NUEVA CAVERNA

Que la tecnología avanza más deprisa que nuestra capacidad de análisis y crítica es un hecho innegable. De vez en cuando es necesario hacer un alto en el camino y pensar qué estamos haciendo y por qué.
Las nuevas redes sociales que nos ha facilitado internet, nos proporcionan una sensación de comunicación que no es real. Facebook y Twitter son medios, y como todos los medios deforman la percepción de lo que transmiten. La mayor deformación que realiza Twitter es evidente: limitar una comunicación a 140 caracteres deja fuera muchos matices que pueden ser útiles para una correcta interpretación el mensaje. Imagínense un periódico en el que todo fueran titulares.
La que realiza Facebook es más sutil: la rentabilidad de este tipo de negocios viene dada por tener un número de usuarios muy elevado, lo que hace que los individuos recortemos nuestra identidad para integrarnos en una identidad superior común, en una colmena, y aceptemos sin cuestionarnos lo que nos da y lo que no nos da. Aparece así una censura mojigata en la que, por ejemplo, un desnudo es inmediatamente borrado.
Por otro lado está la veracidad de la información. En un contexto en el que cualquiera puede emitir anónimamente su opinión o informar acerca de algo, ¿cómo sabemos el grado de calidad de lo trasmitido?
Así nos encontramos con una red en la que prima la cantidad sobre la calidad, en la que la plataforma es más importante que los contenidos, y en la que la masa está por encima de las personas. Nuestra obligación es tener todo esto en cuenta si no queremos convertirnos en consumidores en lugar de ser usuarios.
Si les interesa el tema, acaba de publicarse un libro de Jaron Lanier de desacertado título, 'Contra el rebaño digital', en el, sin embargo, encontrarán un análisis de calidad.

De postre


Así se promociona un libro:


De postre from Tyrexito on Vimeo.

A mi ya me tenía convencido antes de ver el vídeo.

Pueden conseguir su copia aqui.