12 agosto 2013

Así se hace .... el café



Video en el que se explica el proceso de fabricación del café, desde la recolección del grano en los cafetales hasta la taza.

09 agosto 2013

Las formas del café



 (Extraído del libro Los aromas del café, de Stephan Lagorce)

Desde el simple café en grano hasta las diferentes cápsulas que encontramos actualmente, comprar café se ha convertido casi en algo propio de expertos.

A continuación, encontrará los productos entre los que podrá escoger.

Café verde en grano

El café verde no está tostado. Aunque es difícil, es posible encontrarlo.
En esta forma su sabor es casi inexistente. Para sacarle partido debe disponer de un pequeño tostador.
Adquirir café verde y prepararlo uno mismo es algo que se reserva a los entendidos.

- Ventajas: Tostar uno mismo el café es muy divertido, y cuanto más se tuesta, más fuerte y amargo resulta el café. Así pues, puede tostarlo según gustos para disponer exactamente del tipo de café que desea.

- Inconvenientes: Se necesita cierto espacio para almacenar el café verde y el café tostado, y hay que pensar en tostarlo previamente.

Café en grano tostado

Es la forma más simple del café. Para prepararlo basta con molerlo. Antiguamente era la forma en la que se encontraba en las tiendas. El café en grano tostado que se vende en las grandes superficies son "blends", es decir, mezclas de orígenes diferentes
Para encontrar cafés que no estén mezclados deberá comprarlos en un tostadero o en tiendas especializadas.

- Ventajas: este café se conserva bien. Además puede molerlo más o menos fino en función de los usos.
- Inconvenientes: si va a moler el café usted mismo deberá disponer de cierto material, y un buen molinillo resulta hasta cierto punto caro.

Cafés molidos

Es la forma más extendida. Actualmente encontrará los cafés molidos en paquetes al vacío o en atmósfera controlada. Algunos envases llevan también una válvula.
En realidad todas estas soluciones se asemejan bastante. Algunos cafés molidos son especiales para filtro, lo cual significa que el tipo de molienda está pensado para esta forma de preparación.

- Ventajas: son prácticos y rápidos de utilizar, además de perfectos para todas las modalidades de preparación. Mezclan diferentes cosechas y orígenes.
- Inconvenientes: la calidad de los cafés es sumamente variable según las marcas. Del peor al mejor hay que saber elegir. La conservación por su parte es más delicada.


Cafés aromatizados

Vainilla, almendra, chocolate, pralinés e incluso whisky.
Los cafés aromatizados abundan. Están en auge en Estados Unidos y en Asia mientras que en Europa y especialmente en España, Italia y Portugal son bastante menos populares.

- Ventajas: renuevan los placeres del café. Algunas combinaciones que están especialmente logradas.
- Inconvenientes: un café de mala calidad, incluso aunque estés bien aromatizado, sigue siendo un café malo. Preste atención y no se deje engañar. La aromatización no debe servir para ocultar los defectos. Estos cafés también pueden dejar impregnado un fuerte aroma en las cafeteras exprés.


Cafés instantáneos

Muy prácticos para los viajes, los cafés instantáneos no busca la excelencia y algunos de ellos no carecen de todo de sabor. Su proceso de fabricación, bastante sofisticado, no restituye por completo la extrema complejidad aromática de la infusión clásica, lo cual explica que su sabor siempre resulte reconocible sea cual sea el tipo de café utilizado.

- Ventajas: prácticos y rápidos de preparar
- Inconvenientes: el café instantáneo puede perder sabor con rapidez si no se conserva herméticamente una vez abierto el envase.


Cápsulas

El café se envasa a presión en unas cápsulas de aluminio o plástico cuyos colores indican la intensidad y/o el sabor.
El sistema es muy conocido y en la actualidad está bastante extendido.

- Ventajas: son prácticas y su uso es bastante lúdico. Existe una gran variedad de tipos de café.
- Inconvenientes: son bastante caras y requieren una cafetera especial. Es un sistema que sólo funciona con cápsulas especiales.







06 agosto 2013

Café y escritores




Los hábitos de los artistas: Balzac acostumbraba beber 50 tazas de café al día, Frank Baum unas 4 o 5 con el desayuno, Beethoven una sola taza con 60 granos.

Muchas personas son incapaces de comenzar su día sin una buena taza de café. Sea por el delicioso sabor reconfortante o por la dosis de cafeína que conlleva una taza de la adictiva bebida, esta ha sido una parte primordial de la existencia y convivencia social de la raza humana por siglos.

Desde que el café se convirtió en una actividad tradicional en la vida diaria occidental en el siglo XVI, este ha sido utilizado por las mentes más brillantes cómo una fuente de energía y ha llegado a constituir parte de la rutina sorprendentemente normal de muchos genios.

Un artista que disfrutaba empezar su día con una taza de café era Beethoven, cuya precisión al componer música se reflejaba en la minuciosidad con la que preparaba, él mismo, su taza de café en las mañanas. El compositor estaba completamente seguro de que la taza perfecta de café debía llevar 60 granos, por lo que con frecuencia las contaba en la mañana.

El filósofo Søren Kierkegaard prefería una mezcla mucho más dulce; tomaba una bolsa de azúcar y la vertía con entusiasmo en una taza hasta que el polvo blanco rebasara el tope de la taza, después vertía café negro muy concentrado y observaba mientras que la pirámide de azúcar se disolvía. Cuando se sentía satisfecho con su preparación, Kierkegaard la bebía en un solo trago.

El escritor de El Mago de Oz, Frank Baum, también empezaba su día con un buen desayuno y 4 o 5 tazas de café con azúcar y crema. El matemático Paul Erdös creía que “Un matemático es una máquina que puede convertir el café en teoremas”, y gustaba de tomar expresos y tabletas de cafeína (con la anfetamina ocasional).

Entre los  otros genios que no podían vivir sin una taza de café se encuentran Proust, Glenn Gould, Francis Bacon, Jean Paul Sartre, Gustav Mahler y Balzac. Sin lugar a dudas el amor (o quizá dependencia) de Balzac supera a todos los demás. Parte de la rutina diaria del escritor incluía cenar ligeramente a las 6 pm y después acostarse. A la 1 am se despertaba y se sentaba frente a su mesa a escribir por 7 horas sin interrupción alguna. A las 8 am se permitía el lujo de tomar una siesta de hora y media, al despertar se ponía a trabajar bebiendo entre las 9.30 am y 4 pm taza tras taza de café negro; podía tomar hasta 50 tazas de café mientras escribía. El biógrafo de Balzac Herbert J. Hunt describió su rutina extrema como “orgías de trabajo puntuadas por orgías de relajación y placer”, el café era para Balzac tan placentero cómo necesario para trabajar.

Balzac describe su admiración de la siguiente manera:
“El café acaricia la boca y la garganta y pone todas las fuerzas en movimiento: las ideas se precipitan como batallones en un gran ejército de batalla, el combate empieza, los recuerdos se despliegan como un estandarte. La caballería ligera se lanza a una soberbia galopada, la artillería de la lógica avanza con sus razonamientos y sus encadenamientos impecables. Las frases ingeniosas parten como balas certeras. Los personajes toman forma y se destacan. La pluma se desliza por el papel, el combate, la lucha, llega a una violencia extrema y luego muere bajo un mar de tinta negro como un auténtico campo de batalla que se oscurece en una nube de pólvora.”

Tal pareciera que las fuerzas en movimiento de 50 tazas de café al día terminaron perjudicando la salud de Balzac; hacia el final de su vida tenía la presión alta, dolores de cabeza crónicos, espasmos faciales y cólicos. Murió a los 51 años de edad a causa de un fallo cardiaco. El café se ha vuelto una pieza irremplazable dentro de nuestra cultura, no importa cómo lo tomemos: expreso, cortado, negro, ristretto, chemex, frío, y cientos de otras maneras, seguirá inspirando a genios, impulsando nuestros sueños y llenando de energía nuestro día a día.