26 junio 2011

Mi organismo en obras


Mi organismo en obras, la nueva novela gráfica de Fermín Solís, es una mirada nostálgica a la vez que irónica de ese tránsito solitario y complejo que es la adolescencia.

Mis problemas con los tebeos, Jesusito de mi vida, Chapuzas a domicilio, El estirón, Cinco contra uno y El cuarto de Arlés, componen un fresco por el que desfilan el coleccionismo de cómics en las postrimerías de la infancia, la revista Micromanía, los tomos de Súper humor, las clases de religión, los crucifijos colgados en las paredes de las aulas, las abuelas beatas con sus invocaciones a Santa Bárbara, los meses de julio repartidos entre el trabajo de albañil y las clases de recuperación de matemáticas, las grabaciones en cintas vírgenes de música directamente de la radio, las tardes en la piscina con el radiocasete a todo volumen, la ingesta obligatoria de Calcio 20, la tristeza arbitraria y recurrente, los complejos, los vídeo-clubs, la masturbación compulsiva, la primera película porno… y la añoranza tierna y hasta un cierto punto aliviada por todo un tiempo pasado, por los seres queridos que dejamos atrás y por la persona que una vez fuimos y que hemos dejado de ser.


Artículo en Plaza Mayor

Se me pasa el mes y no hago ninguna entrada. Me disculpo ante los seguidores del blog: tenemos mucho trabajo.

Mi colaboración en la sección Plaza mayor del diario Hoy:

LAS MODAS Y LOS LIBROS

El libro, como producto de consumo que es (en España, desde los años 70 del pasado siglo), rige sus movimientos comerciales siguiendo las modas del mercado. Asómense al escaparate de cualquier librería y podrán encontrar destacados libros acerca del tema de moda (a fecha de hoy son los movimientos sociales del 15-M). Las editoriales lo saben y en cuanto ven un tema que vende, se lanzan a editar todo lo que cae en sus manos, sin pudor a la hora de imitar los títulos o las portadas del libro que dio el pistoletazo de salida.

También tenemos habitualmente un género que está de moda. Recuerden la avalancha de títulos acerca de los templarios a raíz del éxito comercial del 'Código Da Vinci', o el aluvión de libros de novela histórica y novela negra de los últimos años. Esto provoca que la calidad de los contenidos baje, y que poco a poco el público vaya dejando de comprar, lo que hace que el río vuelva a su cauce. Es la ley del péndulo: suben las ventas, sube la oferta; baja la calidad y las ventas.

Los libros de moda suponen una parte importante del negocio, así pues nos encontramos con librerías 'normalizadas' con los mismos títulos, que casualmente son los que también encontramos en las grandes superficies. Apostar por libros de venta minoritaria no es tan rentable como apostar por el best-seller de turno. La librería de fondo es ya una rareza, y las pequeñas editoriales independientes (cada vez más y de mejor calidad) tienen muy complicado lograr un hueco en los anaqueles de las librerías.

03 junio 2011

¡Indignaos! (gastando dinerito)

No nos equivoquemos: la revolución es un producto de consumo más.




Anunciado para otoño, ¡Comprometeos! de S. Hessel, que ha provocado una batalla por los derechos de edición entre dos grandes grupos editoriales españoles.

02 junio 2011

Una biblioteca infantil

Mi colaboración en la sección Plaza mayor del diario Hoy:

El servicio municipal de bibliotecas de Cáceres hasta ahora no ha sido tomado en serio. No hemos tenido biblioteca municipal (la del Palacio de la Isla) hasta 2004, y desde entonces su trayectoria ha sido errática, como la de la Concejalía de Cultura de la que depende. No ha sido considerada como debería serlo, y así nos encontramos que mejor que en Cáceres funciona en Plasencia, Mérida, Badajoz y en el 50 por ciento de los pueblos de la región. Se ha mantenido con algo de chispa gracias a los técnicos que la gestionan, pero la planificación política ha sido inexistente.

Me gustaría enviar desde aquí, muy modestamente, unas sugerencias en materia de bibliotecas a la nueva corporación municipal.

En primer lugar, creo que deberían abandonar el modelo que se ha estado siguiendo en la biblioteca del Palacio de la Isla: ya tenemos una buena biblioteca generalista (la del Estado, la Rodríguez Moñino-María Brey) y lo que se está consiguiendo es duplicar servicios y malgastar recursos.

En segundo lugar, considero que la labor en este campo de la administración local debe ir orientada a dotar a los barrios de unas bibliotecas con una selección ajustada de fondos, ordenadores de consulta y salas de lectura.

En tercer lugar, asignarle una dotación presupuestaria digna, aunque sé que esto es complicado en las actuales circunstancias.

¿Y qué hacemos con el Palacio de la Isla? Yo propongo que se convierta en una biblioteca temática infantil y juvenil. Una buena selección de fondos, una programación regular de actividades de fomento de la lectura y una puesta en valor de las instalaciones nos colocaría (con una inversión modesta) en primera línea de calidad en sistemas municipales de bibliotecas.