Mi colaboración periódica en la sección Plaza mayor del diario Hoy.
GESTIONAR LA CULTURA
Lo que hoy en día conocemos como cultura llegó al actual estatus cuando los políticos se dieron cuenta que podía ser usado como herramienta. Un ejemplo claro es la utilización que Franco hizo de Dalí y su obra para lavar la imagen tanto nacional como internacional de la dictadura que entonces dirigía España con puño de hierro. Dalí se dejó querer y sacó todo el provecho que pudo de la situación.
Parece ser que no hay nada nuevo bajo el sol. Los gestores locales y regionales que hemos tenido hasta hace poco han subordinado la cultura a la propaganda que pueda facilitarles, y como contraprestación a la concesión de subvenciones obtenían el agradecimiento de los subvencionados en forma de apoyo más o menos explícito. Los del PP que están aterrizando ahora están yendo al extremo contrario: la supresión de la inmensa mayoría de esas subvenciones. La excusa es el despilfarro de los anteriores (véanse las últimas noticias acerca del coste del festival de teatro de Mérida). Tampoco me parece de recibo: el festival de teatro de Mérida es un evento cultural de primera magnitud, y la orquesta de Extremadura tiene una proyección muy importante. Ambas actividades valen bastante más de lo que cuestan, como muchas otras que se celebran por toda la región
Personalmente no me quedo con ninguno de las dos modelos de gestión. Ni creo que la cultura se deba usar para comprar adhesiones, ni creo que todo el dinero gastado en cultura sea un despilfarro. Mi postura está en el medio: racionalizar el uso del dinero, sí; dejar de promocionar la cultura, no.
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