Mi colaboración en la sección Plaza mayor del diario Hoy:
¿Ha intentado alguno de ustedes poner en marcha un proyecto cultural privado? La mayoría de las veces, encontrará muchas dificultades para hacerlo con independencia. Si no acude a las instituciones, estará en desventaja frente a los que si acudieron. Eso sí, no espere apoyo gratuito. En la mayoría de los casos su proyecto tendrá que adecuarse a unos intereses que no son culturales, sino políticos, o si va contra esos intereses directamente será rechazado.
En el peor de los casos, si el proyecto es lo suficientemente ambicioso, las instituciones exigirán formar parte de la organización, y será vd afortunado si las personas designadas tiene algo que ver con la cultura: normalmente se valoran las lealtades políticas más que la profesionalidad.
Si ha decidido no vender tan barato su proyecto, puede pensar en dirigirse a otros organismos privados o semiprivados que suelen apoyar la cultura. Craso error: estos organismos suelen estar contaminados políticamente, por lo que las condiciones para recibir apoyo serán las mismas.
También puede buscar un colaborador que esté en gracia con el poder: hay bastantes, y tienen la ventaja de tener fácil acceso al apoyo público por los servicios prestados. Eso sí, también tendrá que sacrificar su independencia.
Esto no sólo se da aquí. Es un funcionamiento habitual en toda España, que hace que los proyectos culturales sufran una (auto)censura dulcificada, ante la que los neocon, pescadores a rio revuelto, reclaman la desaparición de ministerios, consejerías y concejalías de cultura.
Y para terminar, recordarles que la semana próxima empieza la feria del libro de Cáceres.
1 comentario:
Espléndido, espléndido...
Publicar un comentario